Si de por sí el Rockfishing engancha hacerlo con un equipo de Baitfinesse lo hace doblemente, mover los "mocos" (vinilos) por el fondo es un gustazo, a golpe de muñeca+paradiña+golpe...... con esa entrada distinta que hacen los bichos pretendiendo engullir y la acción de cachete, es fantástico.
He pasado una tarde de esas que te llenan por abundancia de capturas y tres nuevas especies que añadir a la modalidad.
Las que más se han dejado ver han sido las Vacas, tienden a enrajonarse de forma similar a los Meros, aunque sin demasiada dificultad para hacerlas salir de la piedra.
El Sargo está últimamente raro, o no les vemos o si les vemos no tienen la rabia con la que nos tenían acostumbrados a entrar a las muestras, se limitan a seguirla y desaparecer.
Poco a poco la marea me va dejando ir hacia afuera, va en descenso, tiene mucha fuerza aunque los lances los hago hacia adentro donde está como una piscina. Es un fondo mixto de arena y piedra con una profundidad en la caída del moco de un máximo de tres metros y sale una de las tres primeras nuevas especies de la tarde, un Romero.
Otros metros hacia ese borde que llevo rato visualizando, donde la mar entra dejando muchas burbujas de oxigeno cambiando ese verde translucido por un blanco casi opaco. El moco con su cabecita de 5g rastrea el fondo y tengo la segunda novedad, un Salmonete.
Y ya, ya estoy donde quería, a mí espalda el mar está imposible, gracias una pequeña plataforma de marisco las olas son convertidas en una alfombra que cubre todo bajo mis pies hasta caer en la piscina y ahora el blanco es casi impenetrable, ¡¡que pinta!!, esto merece aumentar el tamaño del moco y ponerle un color vivo, que sea amarillo.
Hago mi lance, toca fondo y no ha hecho falta más que un golpe de muñeca para tener un ataque franco, seco y si no fuera porque el Tatula no tiene chicharra se oiría ese sonido tan agradable. La brega es buena, el equipo se comporta, las 3lb de la línea y las 7lb del bajo aguantan bien y ya tengo la tercera especie nueva para el álbum, un Guachinango.
Hago mi lance, toca fondo y no ha hecho falta más que un golpe de muñeca para tener un ataque franco, seco y si no fuera porque el Tatula no tiene chicharra se oiría ese sonido tan agradable. La brega es buena, el equipo se comporta, las 3lb de la línea y las 7lb del bajo aguantan bien y ya tengo la tercera especie nueva para el álbum, un Guachinango.
Curiosamente se han resistido las dos especies más abundantes de la zona, el Mero y el Abae, por más que he intentado completar la tarde con uno de cada, no lo he conseguido. Hasta el Lagarto de rigor y costumbre ha estado desaparecido.
Algo me dice que mañana volveré.....
Seguimos en el intento...
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