Por fin nos detenemos, es hora de dejar caer los jigs hasta el fondo y ver que nos depara una zona nueva, mientras caen las bromas y buen rollo continúa a bordo hasta que alguien grita; “YA ESTÁN AQUÍ”, no hace falta decir más, todos sabemos de quién se trata y el que mejor lo sabe es que ha gritado al ver como su jig ha desaparecido como si en el fondo estuviera el mismísimo Tamariz.
Y en el cristalino azul que nos rodea se dejan ver por fin, la leche son grandes y a montones ¡¡PETOS!!, orden de combate a bordo, las manivelas echan humo subiendo los jigs con la esperanza de verlos llegar arriba aun sujetos al bajo para ser cambiados por otros feos, largos, baratos y con enormes poteras en su parte trasera, es como si se gritase ¡¡MARICA EL ÚLTIMO!!.
Se suceden los ataques y los enganchones con carreras de fuerza y velocidad para luego soltarse, hasta ocho creo recordar que fueron enganchados sin consecuencias, dos ataques en estribor en la misma superficie ponen los pelos de punta, joder que espectáculo, se encienden como antorchas, están agresivos de cojo...s.
Yo he tardado más que los demás, tengo mi Lamiglas 40lb modificada para popping y es el momento de usarla, leches le tengo puesto el Saltiga 4500H con 30lb cuando me gustaría ponerle el Stella 20000 con 65lb, no hay tiempo, los gritos de popa me tienen con la adrenalina apunto de aflorar.
Por fin estoy en mi posición habitual, tengo un paseante hundido enorme con dos rezones por poteras, hago el primer lance y un Peto vuela fuera del agua fallando el ataque, la leche, segundo lance, veo el aguaje detrás de la muestra y por fin lo toma, dos cachetones practicamente innecesarios para tomar las de Villa Diego y salir como un tiro hacia proa.
Me hace darle la vuelta entera al barco de babor a estribor pasando por proa, la primera carrera ha sido buena y aun le quedara una segunda y tal vez una tercera, mientras le combato siguen pasando bajo mi línea uno tras otro, yo sigo a lo mío, ya le vengo aproximando al barco, viene muy hondo, tanto que se queda en la vertical, sujeto a no se donde puñetas, me está haciendo daño en la espalda, ni le subo ni él baja más y así pasamos algunos minutos, demasiados para mi espalda.
No quiero, me resulta algo humillante, una parte de mí me dice que siga hasta que reviente y se termine todo, otra me pide rendición, que pase la caña y al menos le podamos ver la cara. No resulta una forma honrosa de sacar un animal, al menos bajo mi punto de vista, ni para el que ha tenido que rendirse ni para el que ha tomado el relevo sabedor de que no es suyo y que su misión es la de terminar un combate no iniciado por él, ojo es mi forma de verlo.
Finalmente decido pasar la caña, sigue agarrado a no sabemos qué en el fondo, le vemos, le grabamos, le fotografiamos, pero no sube, será grande, quién sabe, aunque lo sea debería estar más en superficie y ya hacía rato que el combate tenía que haber terminado. Vendrá robado, seguramente así sea y por eso no le hacemos tanto daño como para rendirse y en esas estamos cuando un pequeño esfuerzo por su parte nos saca de dudas, se ha soltado......... para mí hacía rato que aquello había terminado, pero con la suelta en parte igual me hizo un guiño de complicidad, aunque a todos nos hubiera gustado saludarle.
Seguimos en el intento...