No hay nada que pueda superar al natural “motu vivendi” de esos seres vivos que llamamos animales, concretamente en los que a nosotros nos ocupa, acuáticos y salados, cuando la orilla se carga hasta reventar de estos pequeñines
ten por seguro que ocurrirán cosas, muchas, buenas y divertidas. Lo que pudo ser un día más en el almanaque sin pena ni gloria pasa a ser una de las mañanas más divertidas de las que he pasado a Rock Fishing.
Y así fue como empezamos, con los pies metidos en el agua y los Sargos que perseguíamos seguramente con sus aletas en algún bar de la zona porque allí no estaban. Hay que moverse y José Luis había pasado una buena mañana el día anterior muy cerca, así que no hay que pensarlo mucho.
En cuanto divisamos la orilla vemos como llueve sin lluvia sobre el mar y no solo llovía, si no que, incluso parecía granizar de vez en cuando aquí, allí y un poco más allá. Alguien o algunos se estaban hartando a comer pescado.
Pronto José Luis se hizo con uno de los comensales y tras una brega como solo una Palometa bien cebada sabe hacer posó para la posteridad.
Y uno no iba a ser menos, así que también tuve mi recompensa, la Calzante EX con su Stradic CI4-1000 volvieron a bailar con cada carrera de estos pequeños fortachones.
Y fueron muchas más, tanto las que se pusieron para foto como las que no quisieron. La “majuga” no paraba de sufrir un ataque tras otro, por más que intentamos pillar algún tragón de los que estaban sacudiéndoles, a parte de las Palometas, no lo conseguíamos.
Así que José Luis para pillar algo diferente le dio por hacerse con una Gaviota que lo mantuvo entretenido un buen rato hasta que consiguió ponerla en seco, por suerte salvó su muestra y la Gaviota la vida.
Por fin me hago con uno de esos tragones, aunque más por variar que otra cosa, porque cualquier Palometa le saca mucha ventaja en cuanto a emoción a una Bicua, pero bueno, ya era por orgullo “profesioná”. Ésta mantuvo su pigmentación de ataque hasta poder hacerle la foto, preciosa.
Mientras yo tenía ya una cuenta interesante de “barras de pan” José Luis por fin se hace con la suya, que ya les tenía ganas.
Y aunque los pequeñines seguían tapizando el fondo de la orilla a nuestros pies, los comensales se dieron por satisfechos y nosotros también. Hemos pasado una mañana de las de escándalo, personalmente no he cogido nada que no fuera con el Pequeño Mulato con potera en cola, para la Palometa un anzuelo simple es más dañino, llegando a rajar y desanzuelar, son muy veloces y dan bregas de más de dos minutos, cosa que sus frágiles bocas soportan mejor con una pequeña potera que con el anzuelo.
¡¡BU!!
Seguimos en el intento...
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